Reiterémoslo
una vez más: el chavismo es eminentemente pragmático. Sus decisiones políticas
deben ser interpretadas a la luz de sus intereses más inmediatos. En este
sentido, la severa condena judicial emitida contra Leopoldo López es coherente
con el relato que se ha elaborado para las bases duras del chavismo y que se
sustenta en la premisa de que la oposición es la principal culpable de los
problemas que aquejan al país: si alguien cree genuinamente que los factores
opositores favorecen una guerra económica, arman y promueven a grupos
criminales y conspiran continuamente contra la Constitución, considerara
“justo” que sus principales dirigentes sean encarcelados.
El
objetivo principal de la sentencia condenatoria es, en consecuencia, reforzar
el ánimo de la estructura chavista, que demanda de su Gobierno mano dura y que
si alguna queja presenta a Maduro es por su “debilidad” para enfrentar y
desarticular las conspiraciones.
La
otra parte de la ecuación tiene que ver con el impacto de esta medida en el
bando opositor. El propósito oficial es claro: desmoralizar y desmotivar a los
seguidores tradicionales de la oposición, afianzando la idea de que el Gobierno
no solo no se ha debilitado con la crisis sino que está plenamente dispuesto y
preparado para utilizar todo su poder en cerrar el paso a cualquier intento de
cambio político.
Sin
embargo, si el liderazgo opositor, con Leopoldo López al frente, es capaz de
consolidar el mensaje de que su liberación –y, en general, el freno a los
atropellos gubernamentales- depende de la participación masiva en las
elecciones del 6 de diciembre, es posible que hayan dado finalmente con el
mensaje clave para movilizar a su electorado más radical, el más propenso a la
abstención. Y esto, evidentemente, no le conviene en absoluto al chavismo, que
juega buena parte de sus cartas en las elecciones parlamentarias a la
desesperanza opositora.
En
los próximos días, el Gobierno estará muy atento al impacto de esta decisión
judicial en la opinión pública. Si, como parece probable, la severidad de la
sentencia refuerza la intención de voto de la oposición, es muy posible que,
mediante las instancias de apelación, la medida se suavice e, incluso, se sustituya
Ramo Verde por la casa como sitio de reclusión. De este modo, el Gobierno
podría intentar sacar el mejor balance posible de una situación política muy compleja:
por un lado, el chavismo duro habría tenido la muestra de autoridad que
demandaba; por el otro, López estará en su casa, con su familia, y no podrá ser
utilizado en la campaña como un líder martirizado que necesita del voto de los
más escépticos y pesimistas opositores.
Aunque
la creencia generalizada en este momento sea que el Gobierno irá a fondo en su “venganza”
contra López, no podemos olvidar que el chavismo es, recordémoslo,
eminentemente pragmático.
Se entiende el pragmatismo del chavismo e incluso el de la oposición, pero las vueltas de carambola en momentos de tanta incertidumbre, me parece, vacían de contenido el enfrentamiento político, la polarización, que siempre ha sido la vía de escape del chavismo. Creo que si la oposición no sale bien parada de estas elecciones, a Leopoldo López le esperan todavía años de encarcelamiento.
ResponderEliminarEs posible que no todo esté tan meticulosamente calculado, pero son claros los intentos del Gobierno por repolarizar en torno a situaciones políticas ante su incapacidad estructural para enfrentar la problemática económica. El asunto clave es, como dices, el resultado de las elecciones. Si la oposición pierde esta oportunidad de oro, el panorama general se tornará mucho más desalentador.
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