Vivimos en un mundo crecientemente caótico. Los niveles de incertidumbre, conflicto y complejidad aumentan significativamente en todos los órdenes sociales. La realidad política luce confusa, cambiante y desordenada. El poder político nos aparece, paradójicamente, impotente. Las instituciones; inadecuadas. Los gobiernos; torpes y atrasados. Los partidos; arcaicos. Los ciudadanos; desmotivados. En este espacio, intentaré dar cuenta de esta realidad, registrando sus manifestaciones más llamativas.
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